“Del salar a la batería” es el nombre del programa con el
que Argentina puede no sólo ser exportadora de litio sino además comenzar a
fabricar este tipo de baterías que se destacan por su larga duración. Con el
apoyo de una empresa cordobesa cuyo nombre se mantiene en reserva, y un
subsidio del Ministerio de Ciencia y Técnica de la Nación que sumó un
presupuesto de 3,6 millones de pesos, el plan lleva ya 18 meses de tarea
científica.
El equipo de investigación cuenta con la coordinación
general de Daniel Barraco, ex decano de la Facultad de Matemática, Astronomía y
Física (Famaf) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y otros
coordinadores de grupos investigativos entre los que se destacan Ezequiel
Leiva, por el Nodo Córdoba de Famaf; Aldo Visintín, por Conicet y el Instituto
de Física y Química de la Universidad de La Plata y por Juan Collet, de la
Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
Finalizada la etapa de investigación, comenzará la etapa
productiva para la que el equipo montará en un plazo de entre 6 y 8 meses una
planta experimental con el objetivo de iniciar la experiencia de fabricar las
baterías litio en serie en Córdoba Capital. Barraco señaló que “La etapa de
investigación estaba planeada en cuatro años y se logró en un año y medio.
Ahora que ya sabemos cómo hacerlo y que tenemos la planta diseñada, hay que ver
cómo se hace para fabricar el producto en serie”, y aseguró que se están
cerrando las negociaciones para llevar a cabo la planta experimental con la
idea de producir de 10 a 20 baterías de litio por día y así definir las características
debe tener la fábrica definitiva, la inversión necesaria y el volumen de
producción que se puede lograr con la tecnología que se desarrolle en forma
propia.
Según las primeras estimaciones, las mencionadas baterías de
litio (muchos, de yacimientos dentro de la
minería en Salta) podrían valorarse entre 10 y 15 mil dólares cada una. La
experiencia apunta al mercado de los automóviles eléctricos, aún sin desarrollo
en Argentina y la región, pero no se descarta la exportación ni la posibilidad
de proveer de baterías a cualquier tipo de máquina que requiera baterías de
alta duración, como por ejemplo los molinos eólicos.
Argentina es el tercer país en reservas de litio y junto a
Chile y Bolivia concentran el 85% de las reservas mundiales. En la actualidad,
el carbonato de litio se exporta y se procesa en el exterior para la producción
de los óxidos y el electrolito, que luego debe importarse para el armado de
estas baterías.