La medida tomada por la empresa tiene varios componentes.
Por un lado, se encuentra dentro de un replanteo general de la empresa en su
estrategia de inversiones a nivel global, de la mano de cambios en algunas
variables que han impactado en su rentabilidad general. Pero, en este marco el
proyecto en Argentina reunía varias condiciones para estar entre los primeros a
rever dentro de este replanteo. Son varios los factores locales que hacían de
Potasio Río Colorado una apuesta de riesgo. La decisión de Vale, un jugador de
relevancia global en el sector minero, tuvo un fuerte impacto, aunque no haya
sido del todo sorpresiva, ya que desde hace un tiempo se barajaba esta
posibilidad en ámbitos políticos y empresariales nacionales y provinciales.
Cuestiones como la imposibilidad de remitir
utilidades,vigente desde el año pasado y sin solución a la vista por el
momento; costos en dólares crecientes (salariales, de insumos, y de operaciones
dado el esquema cambiario) y una presión tributaria en ascenso que comprende a
todas las jurisdicciones, pero en particular a las provincias y municipios,
están dentro de los principales factores que ponían en jaque la rentabilidad
del proyecto en el corto y largo plazo. A lo que se suma una inestabilidad en
las reglas de juego generales que empuja en contra de cualquier inversión en
nuestro país.
Y por supuesto, la medida tampoco es menor para el sector
minero argentino. La puesta en marcha de la producción hubiera posicionado a
Argentina como el 4º productor mundial, implicaría un 5% del empleo directo e
indirecto total de la minería nacional, y hubiera significado un impacto de 30%
de las exportaciones actuales y del 14% del PBI del sector.
La suspensión no es un tema menor para la economía doméstica
en general y la de la
minería en Mendoza en particular. El proyecto
incluía una inversión por un total de u$s 5.900 millones, que incluso se
ampliarían en un monto significativo de acuerdo a la información brindada por
la propia empresa, lo que lo posicionaría entre los más importantes en los
últimos años. Además, de acuerdo a las proyecciones, generaría a partir de 2014
un aumento en las exportaciones por un total de u$s 1.000 millones, monto que
aumentaría con el correr de los años. En el orden provincial, la construcción
de la obra generaba un total de 5.500 empleos directos (y alrededor de otros
11.000 indirectos), lo que representaba por sí solo un 2% del empleo de
Mendoza. Y las ventas al exterior de todo el distrito se hubieran visto
incrementadas, una vez puesta en marcha,la mina, en un notable 45%.